Hola, mis queridos y queridas lectores y lectoras, he vuelto. No se por cuánto tiempo, pero por lo pronto estoy aquí y muy contenta de haber vuelto.
El post de hoy nos lleva de viaje por tierras salmantinas, a una ciudad muy importante en dicha provincia: Ciudad Rodrigo.
Este viaje lo hicimos hace tiempo, y fue nuestra primera escapada siendo tres, por lo que fue una escapada muy especial.
Viajamos en noviembre, así que nos encontramos con el otoño en todo su esplendor, una estación que a mi me gusta mucho para hacer fotos y para viajar por ciudades o por zonas de campo, ya sabéis que los colores y la luz otoñal me parecen muy especiales.
De esta ciudad puedo decir que es muy monumental, tiene multitud de callejuelas y edificios muy señoriales, antiguos y muy bonitos. Lo mejor de todo es dejar el mapa de lado, perderse por sus calles y descubrir rincones.
El paseo por la muralla no se puede dejar olvidado, ya que hay unas vistas espectaculares y una pequeña visita a su parador, aunque sea por fuera tampoco hay que dejar de hacerla. Es un palacete precioso y con unas bonitas vistas.
Nosotros comimos allí, no sabíamos dónde comer y al final nos guiamos por nuestro instinto y terminamos en un bar que tenía pinta de muy viejo, pero son los que le gustan a mi marido, y realmente donde mejor se come. Nos encontramos con que en ese restaurante habían comido varias celebridades y nos quedamos a cuadros. Nos dejamos aconsejar y probamos la gastronomía típica. Tuvimos una comida muy agradable, sus dueños son encantadores y muy familiares y nos contaron mil anécdotas.
Una visita obligada si os acercáis a Salamanca, porque merece la pena y a nosotros con el día tan bueno que nos salió qué voy a decir.
Os dejo varias fotos para que os hagáis una idea de lo bonita que es esa pequeña ciudad.
Este viaje lo hicimos hace tiempo, y fue nuestra primera escapada siendo tres, por lo que fue una escapada muy especial.
Viajamos en noviembre, así que nos encontramos con el otoño en todo su esplendor, una estación que a mi me gusta mucho para hacer fotos y para viajar por ciudades o por zonas de campo, ya sabéis que los colores y la luz otoñal me parecen muy especiales.
De esta ciudad puedo decir que es muy monumental, tiene multitud de callejuelas y edificios muy señoriales, antiguos y muy bonitos. Lo mejor de todo es dejar el mapa de lado, perderse por sus calles y descubrir rincones.
El paseo por la muralla no se puede dejar olvidado, ya que hay unas vistas espectaculares y una pequeña visita a su parador, aunque sea por fuera tampoco hay que dejar de hacerla. Es un palacete precioso y con unas bonitas vistas.
Nosotros comimos allí, no sabíamos dónde comer y al final nos guiamos por nuestro instinto y terminamos en un bar que tenía pinta de muy viejo, pero son los que le gustan a mi marido, y realmente donde mejor se come. Nos encontramos con que en ese restaurante habían comido varias celebridades y nos quedamos a cuadros. Nos dejamos aconsejar y probamos la gastronomía típica. Tuvimos una comida muy agradable, sus dueños son encantadores y muy familiares y nos contaron mil anécdotas.
Una visita obligada si os acercáis a Salamanca, porque merece la pena y a nosotros con el día tan bueno que nos salió qué voy a decir.
Os dejo varias fotos para que os hagáis una idea de lo bonita que es esa pequeña ciudad.
Bueno pues esto ha sido todo, esta fue nuestra excursión del día y la verdad es que nos encantó, nos conquistó, por sus calles, sus gentes, sus edificios y su gastronomía.
Ya os podéis hacer un poco a la idea de cómo es la pequeña ciudad y de la maravilla de edificios que esconde.
Nosotros solo fuimos a pasar el día porque estábamos alojados en Salamanca, pero eso ya os lo contaré otro día.
Nos vemos el jueves en un nuevo post de moda.
Muchas gracias por estar ahí.
Un abrazo y feliz día.
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